Que dislocan tu estado mental. El otro día estaba leyendo La rama dorada y cuando me estaba quedando dormido al arrullar a mi novia vi a un hombre parado junto a la cama, usaba gorra, camisa de cuadros y tenía la cara inclinad hacia el piso; jalaba/levantaba/arrancaba los brotes de una planta (presumiblemente cilantro) con una semblante totalmente inexpresivo. Cuando pude procesar la imposibilidad de lo que estaba sucediendo, sacudí la cabeza (o imaginé que lo hacía) y el hombre volteó hacia la ventana y se disolvió en la oscuridad. Me fui a dormir, pensando si estoy desarrollando el tercer ojo (a ese nadie lo deja ciego!) o si simplemente mi paranoia ha escalado un grado más y mi parte irracional se funde con lo que (quiuzás) sa real.
El mes que pasé leyendo libros relacionados con los cacicaszgos novohispanos no pude tener sueños decentes, sólo soñaba que leía y escribía, en cierto punto estaba leyendo un libro en blanco que se escría a sí mismo de acuerdo con lo que yo quería saber. ¿Hay algún psico/logo/pata/mago entre la audiencia que quiera darme una interpretación?
Ayer leía Round Robin y durante la noche tuve un sueño en el que buscaba, con personas que no conocía y que cambiaban casi al mismo ritmo que el escenario, al culpable del asesinato. No tenía idea no sólo de quién era el culpable, sino de quién era la víctima. Ahora sólo recuerdo que el sueño tenía una textura que fluctuaba entre épica y de cine negro (no pregunten cómo es posible) y que en algún punto, había un colibrí peleando a puñetazos con un pájaro amarillo y negro. Todos los presentes pensamos unánimemente que había que ver que ave mataría asu contrario para acercarnos a la solución. Por cierto, si alguien sabe el verbo correcto para leer comics, comuníquelo a la brevedad posible, pero eso sí, a quien más confianza le tenga. Yo mismo he puesto leer, pero no sinto que sea lo más exacto, sería algo entre leer y ver una pintura, no se me ocurre que podría ser.
domingo, 17 de agosto de 2008
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1 comentario:
The Golden Bough es un libro que hace vibrar cuerdas viejas que tenemos bien escondidas en nuestro motor de símbolos. Por eso suele tener consecuencias absurdas. Dicen que si lees la página 132 de la primera edición en voz alta podrás oler las sombras de las vírgenes.
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